viernes, 3 de febrero de 2012

La espera.. Una guitarra junto al fuego

Llegó desde muy lejos hasta el valle. Compro una casa blanca junto al río, al pié de las montanas. Cubiertas de rocío y perezosas dormían las violetas. 
En la ribera de chopos amarillos, plantó en aquel rincón un sauce y un ciprés.. y en una sombra fresca un avellano. 

En los ribazos lirios y azucenas.. y en el patio naranjos. Vistió con mil geranios los balcones y en la puerta un rosal de rosas blancas.. Y se vistió su traje de domingo y se sentó a esperarla..

Pensaba que en cualquier momento ella llegaría.. Consultaba su reloj y sonreía. Se fué borrando lentamente el sol en el sendero.. Y se durmió pensando en ella junto al fuego.

Pasó la primavera y el verano, las lluvias del otoño y el invierno.. la nieve en las montanas. Entró tímidamente y sin permiso, el sol por las ventanas..

Crecía hierba buena en el camino. Crecía en su rincón el sauce y el ciprés y en esa sombra fresca un avellano. En los ribazos lirios y azucenas.. y en el patio naranjos.

Aromas de geranio en los balcones y en la puerta un rosal de rosas nuevas. Volvió a vestir su traje de domingo en cada primavera..

Pensando que en cualquier momento ella llegaría.. Consultaba su reloj y sonreía. Se fué borrando lentamente el sol en el sendero.. Y envejeció pensando en ella junto al fuego.

                                                La Espera - Jose Luis Perales



Bendita manía la mía por la soledad.. Mas que hermosa es!. La primera vez que escuchaba esta canción, pasaba por un bache sentimental duro, de esos que se incrustan hasta el tuétano y que quizás duran toda la vida. Había recogido cada memoria de paisajes, jardines, paseos que durante ese tiempo viví.. Creía era lo único que valía en ese momento.. los recuerdos.

Luego de varios años de caminos y piedras, fuí aprendiendo que la vida es así: De olores y colores, de matices tantos como el arco iris, de ponientes, de lluvias y estíos.. 
Que lo maravilloso de la vida no es la meta final, el logro, sino el camino en si.. y las experiencias que suceden en el trayecto.

La hoguera y su calor, la guitarra y sus sonidos solitarios me hacen delirar despierto.. La madera, el olor a hierba mojada, el café pasado de las tardes.. El sol al atardecer y la brisa que llega desde el jardín y el bosque hacen sonreírme el alma.. 

Amar la soledad como el maestro mayor interno, como un don que habrá que agradecer.
Escuchar sonrisas de niños y sonrisas de viejos a la vez.. Sabiduría y bondad.

Vivo cada palabra de este poema.. El sonido del piano al final, donde escucho y veo los leños en la chimenea consumiéndose de a poco.. a través de nuestra memoria. 
Habrá valido la pena esperar..

Y como dice Perales, sonrío también porque me he comprado un traje de domingo.. 


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